Letras

¿Leer? ¿Leer qué?

Los libros son más que dos pastas con hojas dentro. La mayoría de las personas piensa que leer es aburrido pero casualmente son personas que no han leído lo suficiente para poder decir si leer es divertido o tedioso. Y las personas que lo han hecho se terminan enamorando y adoptan el hábito de leer y una vez que lo prueban ya no pueden dejarlo, por esto hay que pensar, si a la gente que lo hace le gusta ¿por qué hacerle caso a la gente que no ha abierto un libro y ya cree que es algo de “ñoños” o intelectuales? Leer es para todo el mundo. Los hay de colores diferentes, tamaños, temáticas, lenguajes, autores, nacionalidades y géneros.

Depende de cada persona elegir un libro con el que se identifique, pues si es el correcto, indudablemente se enamorará de él, hay libros para cada persona. Si eres de alma sensible y romántico no puedes evitar las lágrimas por el amor insufrible de Tita y Pedro, los perfumes de su cocina, de padecer los antojos de sus comidas y odiar con toda el alma a su madre en “Como agua para chocolate” de Laura Esquivel o de reír a carcajadas por los trabajos indignos de Lázaro de Tormes, de angustiarse por su destino que siempre es recibido por seres mezquinos y que llegamos a despreciar en “El Lazarillo de Tormes”, o si somos de alma lúgubre y difíciles de sorprender, asquearnos con las situaciones tan extremas que vive Arthur a bordo del Grampus, la crudeza ineludible de la supervivencia y las experiencias de un naufrago que siempre estuvo en el barco con la acritud de la pluma de Edgar Allan Poe en su libro “Las Aventuras de Arthur Gordon Pym” o si tenemos un alma alegre y divertida identificarse con Huckleyberry Finn y Tom Sawyer en sus aventuras y reírnos de la señorita Watson y hacernos amigos del negro de Orleans y alentarlos a irse muy lejos y descubrir las nuevas rutas que ha trazado Mark Twain a lo largo del Mississippi.

Si somos clásicos entonces embriagarnos de una literatura difícil y realista, de trabajos mentales como el delito en el que somos testigos y cómplices silenciosos de Raskolnikov y que por momentos apoyamos cuando nos damos cuenta que se ve envuelto en una sociedad alarmante donde su crimen es una especie de justicia divina en la que él, precisamente, no posee un derecho sino una ventaja punible y admirar a Dostoievski por escribir un libro de Crimen y Castigo, y si somos más nacionales o apenas empezamos la lectura entonces conocer la vida de un niño que vive en la época de la americanización en los años 60’s y revivir los olores del pasado con referencias frescas que nos harán recordar amores infantiles en Las Batallas del Desierto de José Emilio Pacheco.

La literatura nos da la posibilidad de dormir en las mismas habitaciones de Maximiliano de Habsburgo y Carlota, de Francisco Villa, Porfirio Díaz, José Vasconcelos y otros grandes personajes en los libros de Francisco Martín Moreno, como su trilogía de Arrebatos Carnales o de conocer las verdades del oro negro y lo que están dispuestos a sacrificar quienes quieren bebérselo en México Negro, novelas que se mezclan con una historia muy diferente a la de los libros de texto, con ironías que también adopta Mauricio González de la Garza en su libro “La última llamada” donde nos hace un recorrido hacia las posiciones que han tomado los presidentes desde Porfirio Díaz hasta López Portillo.

Y así podría nombrar sentimientos que nos despiertan las letras en conjunto cuando nos interesamos en lo que estamos leyendo, llorar por la muerte de un personaje querido, reír a carcajadas por situaciones bien descritas y argumentos ingeniosos, odiar con brío a una persona inexistente y querer borrar su nombre de las páginas para que cambie la historia. 

En lo personal, prefiero a los autores latinoamericanos o españoles por la belleza del lenguaje castellano, la cantidad de recursos que tenemos en nuestra lengua y los autores destacados a nivel internacional.  Otros autores que no puedo dejar de recomendar y que tienen colecciones de libros con cuentos pequeños que no sé si sea bueno llamarlos cuentos porque no son sólo historias, son relatos ingeniosos y muy estéticos, ligados con un sarcasmo delicioso son: Juan José Arreola, Gabriel García Márquez y Octavio Paz.

Leer es experimentar sensaciones nuevas, emociones, agilizar la mente, conocer lugares que no hemos visto, estar donde no hemos estado, incluso en momentos donde ni siquiera habíamos nacido y volar de un lado a otro y leer las vidas de personas interesantes, de ser parte de sus momentos especiales y entablar conexiones eternas que podemos revivir cuando volvemos a abrir el libro o simplemente releer los párrafos.

Cita del día:

Quiero creer que voy a mirar este nuevo año como si fuese la primera vez que desfilan 365 días ante mis ojos. Que veré a las personas que me rodean con sorpresa y asombro, alegre por descubrir que están a mi lado compartiendo una cosa llamada amor, una cosa de la que se habla mucho pero se entiende poco.

- Columna periodística